3/5/09

De cualificaciones y certificados

Atravesar el espejo de la Educación Ambiental hacia el país de las profesiones nos sitúa en una realidad que, siendo la nuestra, no siempre nos resulta comprensible. A veces el espejo se transforma en espejismo… uno más.

La realidad parece tener la virtud de enajenársenos y ponernos a prueba, como al héroe Hércules, pero sin hacernos ascender a ningún Olimpo. A menudo estas pruebas parecen hacer mofa de aquello en lo que ponemos más empeño. Los aficionados a Astérix (uno de esos héroes que prefieren su tierra al Olimpo) recordarán Las doce pruebas de Astérix, emulación de los doce trabajos del mentado Hércules, si bien un tanto menos míticas y evocadoras aquéllas que éstos. Una de las pruebas consiste en entrar en la Casa de la Burocracia y no perder la razón en el intento. Astérix y Obélix, consiguen no sólo no perder el juicio, sino hacérselo perder a los desabridos personajes que les despachan decenas de formularios (tablas pintadas de colores) desde centenas de ventanillas que constituyen un laberinto de ordenanzas y procedimientos.
En trance similar se ha visto el Grupo de Trabajo de Profesionalización en Educación Ambiental cuando ha tratado de participar en procedimientos de reconocimiento profesional impulsados por la Administración del Estado.

Con este artículo intentaremos traducir al lenguaje de los educadores y educadoras ambientales lo que significa la profesionalización contextualizada en estos procedimientos actualmente en marcha y sus actores determinantes. Reflexionaremos sobre el papel que desempeñamos, el que deberíamos desempeñar y la situación actual en este escenario que nos afecta decisivamente y se mueve vertiginosamente con o sin nosotros y nosotras.

El artículo completo está a vuestra disposición en la Carpeta Informativa del CENEAM del mes de mayo.
De cualificaciones y certificados. Odisea de una profesión en busca de legitimidad social, económica y jurídica.

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